martes, 25 de mayo de 2010

IX Certamen de teatro amateur del Mediterráneo. Roquetas de Mar

Nos situamos el 1 Mayo, el lugar, Roquetas de Mar (Almería); los implicados, los 5 grupos finalistas del certamen de teatro amateur de Roquetas de Mar. Atrás quedan 370 grupos que lanzaron sus arpones de pirata fenicio a tan hermoso galardón, en busca de gloria y pillaje.

Los cinco últimos galeones atracaron en las costas andaluzas con la bendición de la diosa Clío. Las luchas se sucedieron con excelentes coreografías y afilados textos. Las aguas bravas y los traicioneros acantilados de los jueces dictaminaron quién de aquellos bucaneros osados, debía salir con el triunfo en el casco de su nave teatral. El puerto marítimo “Teatro de Aguadulce” fue testigo de cómo poco a poco las tripulaciones vociferaban su triunfo o clamaban venganza a su fracaso.

Me detendré en el navío “Dakota”, un navío sin engalanado, un navío sin una extensa tripulación, pero un gran navío, provisto de una indestructible quilla y un capitán, un alférez y varios grumetes que podrían sembrar el terror en cualquier mar. Ese barco vio satisfecha su sed de sangre con el premio a mejor actor, otorgado a Daniel García Bosch. Pero aun quedaba el gran premio, el tesoro marcado con la equis, el botín de reyes, “Primer premio del jurado y público al mejor espectáculo teatral”. La tensión era espesa, y el dolor se palpaba. Justo cuando Los Carabau recogían las velas del navío “Dakota”, su nombre volvió a sonar enlazado al gran tesoro, un clamor, un aullido, un estruendoso temblor de voz, asolo los cielos del teatro. Las felicitaciones y los abrazos llenaron a todo aquel que se cruzo en el camino de aquellos valerosos piratas. Piratas que surcan mares y planean nuevos asaltos con sus recientes naves, temblad marinos de agua dulce por que la bandera de Carabau ondea en estandarte de guerra.

Esta historia sale de mis dedos al igual que de mis retinas, pues tuve la suerte de pertenecer a aquella magnifica tripulación de Carabau, que al frente del “Dakota” llenaron sus ojos de lágrimas y sintieron que más allá de aquello que queda, puede haber ilusión. Pues la ilusión, será lo último que caerá de nuestros corazones si vencidos nos encuentran.

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